Esta recopilación reúne a diversos artistas italianos que grabaron temas bajo la forma de “tango”, dando esa denominación a composiciones que tienen más que ver con el espíritu peninsular del estilo, pero buscando raíces en la música de Buenos Aires. Y lo de “tano”, va apelando a ese mote que en Buenos Aires se les da cariñosamente a todos los italianos. Y se les llama asi por generalización: los dialectos meridionales de los “tanos” (napolitanos, calabreses, sicilianos) fueron responsables del “cocoliche’” e inquietaron en su momento a las autoridades, preocupadas por el destino de la lengua nacional argentina. Su importancia numérica hará que todos los italianos sean adscriptos a la categoría ‘tano’.
El “cocoliche” es una jerga del español hablada por los inmigrantes italianos que vivieron en la ciudad de Buenos Aires y se volvieron “porteños”. Es una mezcla del idioma español con el italiano, y deriva de la pregunta “Che cosa è lo che dice?”, lo que a través de la fonética fue derivando en “cocoliche”, y éste termino como identificación de esa forma de hablar. Ejemplo: la pronunciación de la J es muy difícil para los italianos, dado que esa letra no figura en su abecedario. Por tanto, para llamar a un tal Julio, un italiano llama a “Culio”. Eso, es un ejemplo de “cocoliche”.
La inmigración italiana contribuyó a consolidar la estructura musical del tango a través de muchísimos músicos llegados a fines del siglo XIX y principios del XX, con sólidos conocimientos musicales, que se sumaron a la interpretación y a la creación tanguera. No pocos de los más famosos tangos, fueron pasados al pentagrama por músicos italianos con el agregado de algunas partes –reminiscencias de canzonetas y romanzas- que les dieron ese toque de belleza perdurable a través de los años.
Desde el comienzo de la conquista europea de América, los italianos desempeñaron un papel fundamental. En sudamérica, desde el descubrimiento, hubo italianos en la historia: Américo Vespucio, Antonio Pigafetta y tantos más. Hubo italianos importantes en el virreynato (el explorador Mascardi, el músico Zipoli, el arquitecto Bianchi).
La avalancha migratoria procedente del sur de Europa constituyó sin dudas el mayor contingente humano ingresado en el país entre mediados del siglo XIX y la primera parte del XX; en este contexto, su aporte representó casi el ochenta por ciento del total de los inmigrantes arribados. Los italianos ocuparon el primer lugar por cantidad e impacto en la economía, en la sociedad y en la cultura argentinas. Entre 1880 y 1914 ingresaron a la Argentina 2.022.326 inmigrantes provenientes de distintas regiones de Italia, que se sumaron a los muchos que ya residían en el país.
Emilio Zuccarini. En su libro “Il lavoro degli italiani nella República Argentina dal 1516 al 1910″, asentó este sólido juicio: “Italia dio a la Argentina la población que ésta no tiene y la Argentina, en devolución, les dio (a los inmigrantes) el pan que éstos no tenían”. Tal era la gravitación de la presencia italiana en la vida argentina a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX.
Dijo el escritor Ernesto Sábato, en su discurso pronunciado al recibir en 1999 la ciudadanía italiana y la Medalla de Oro a la Cultura Italiana en la Argentina: “Yo fui el décimo hijo de una familia de once varones a quienes, junto con el sentido del deber y el amor a estas pampas que los habían cobijado, nuestros padres nos transmitieron la nostalgia de su tierra lejana”.
En 1913 comenzó lo que se puede considerar la primera etapa de la historia del tango italiano, durante la cual se verificó el proceso de recepción del género rioplatense en este país. Las fuentes -principalmente hemerográficas- nos proporcionan una viva pintura de las reacciones que despertó en las instituciones sociales italianas la llegada de un baile ultramarino denso de connotaciones transgresivas para las convenciones dictadas hasta entonces por la moral privada y pública.
La primera de dichas reacciones es la adhesión entusiasta de un sector de la sociedad al nuevo baile. En la prensa se habla de “un éxito inmediato, clamoroso, un furor, una manía, una locura, una popularidad sin confines, todo el mundo conquistado y entangado en un momento: el paroxismo” (Giuseppe Zucca, “Rassegna Contemporanea”, 1914). En la prensa italiana se comenta la célebre defensa pronunciada por el escritor Richepin en la Academia de Francia ante las tres acusaciones que se dirigen al tango (origen popular, procedencia extranjera, carácter indecente) y se señala también, como causa que le motiva a ello, la intención de representar en un teatro de París su comedia “El tango” (cuyo argumento aparece en el último número publicado por “Il Teatro Illustrato” en 1913).
Otros artículos y anuncios de la prensa italiana vinculan al tango con un color, una moda y hasta con anuncios de zapatos… adecuados para afrontar el nuevo baile. La imaginación iconográfica se expande en los centenares de postales, “innumerables como las gotas del mar” que inundan el mercado.
El reconocimiento del origen argentino del tango es asociado a prejuicios xenófobos (se comenta su práctica durante el ritual denominado “velorio del angelito” en áreas rurales de Latinoamérica como “repugnantre visión de una humanidad abrasada y embrutecida”) y a su resistencia a abandonar “los bodegones y los bailes de baja calaña”. Se publican minuciosas descripciones de una coreografía que todos consideran compleja y atractiva, lo cual comienza provocando la proliferación de academias de danza, la publicación de manuales ilustrados y hasta la convocatoria de un congreso de maestros de baile con el objeto de unificar pasos y figuras, para terminar produciendo lo que los rioplatenses llamaron “tango al estilo europeo”.
Milán constituye un buen ejemplo para indagar sobre el tipo de lugares en los que se practicó la nueva danza. Entre los salones de moda más nombrados en la crónica mundana se encuentra el San Martino, que recibe “un público mixto pero adinerado”, es decir, “jóvenes gagá de la aristocracia y la alta burguesía junto con mayoristas de frutas y verduras y comerciantes enriquecidos” . El tango figura a menudo en sus programas como fenómeno de atracción. Otros salones de moda eran el Trianon y el Apollo, inaugurado en 1907, también organiza constantes veladas danzantes, en las que no falta el tango.
Son tangos de los Bevilacqua, los Gobbi, los Grecco, los Maglio, los Berto, los Ponzio, los De Bassi, los Firpo, los Canaro, por nombrar sólo algunos de los nombres más ilustres de la primera época del tango.
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Mi padre fue un inmigrante que llegó y trabajó toda su vida para hacer a la Argentina más grande. Como él no había podido completar sus estudios, se esforzó siempre para que su hijo pudiese estudiar y tener una vida mejor. Siempre tuvo la nostalgia de Le Marche en su mirada. Y me enseñó a amar a esa tierra que nunca he visto. Quiero dedicar este post a su memoria. Corrado, estos tangos son para vos.
Nota 1: Algunos testimonios y datos utilizados para el texto precedente fueron extraídos del trabajo sobre los inmigrantes italianos en Argentina de la Licenciada María González Rouco.
Nota 2: Los tracks 2, 5, 6, 9, 10, 11, 12, y 18 fueron cedidos para esta producción exclusiva de P&C por nuestro cómplice del viaje, Christian.
Nota 3: La recopilación fue realizada por mi, y el arte de cubierta fue elaborado por Paola.
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Tracklist:
01. Francesco Guccini – Tango per due
02. Camaleonti & Monica Vitti – Tango della gelosía
03. Lucio Dalla – Tango
04. Sergio Bruni – Tango italiano
05. Iva Zanicchi – Fossi un tango
06. Enrico Ruggeri – Tango delle donne facili
07. Gino Finocchiaro – Tango veneziano
08. Nicola Piovano – Devil tango
09. Luciano Beretta – Mezzo litro di tango
10. Orietta Berti – Osvaldo tango
11. Adriano Celentano – Il tangaccio
12. Piero Trombetta – Kriminal tango
13. Ennio Morricone – Il postino (versione tango)
14. Franco Bagutti – Pazzo tango
15. Fred Buscaglione – Tango delle capinere
16. Vinicio Capossella – Tango del murazzo
17. Claudio Villa – Tango del mare
18. Les Charlots – Mon ami tango
19. Barigazzi Barimar – Caminito
20. Zecchino D´oro – Tango matto
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…молодцы… (bien hecho!)