Nina Hagen, la Madre del Punk, ha atravesado 30 años de carrera demostrando la versatilidad de su garganta, capaz de adentrarse en tonos sólo aptas para voces valientes, tal vez por su rara mezcla de formación operística y rock furioso.
Nina (Catharina) Hagen se apellidaba en realidad Levi, pero sus abuelos se cambiaron el apellido para despistar a los nazis. Nació en 1955 en Berlín del este. Su padre, el guionista Hans Hagen, había sufrido de joven las cárceles nazis y era adicto a las pastillas para dormir. Su madre, Eva-Maria Hagen, popular actriz discípula de Brecht, llegó a ser –literalmente– la Marilyn Monroe de la República Democrática Alemana. Eva-Maria se juntó con el cantautor disidente Wolf Biermann, con quien Nina aprendió a tocar la guitarra. Biermann fue expulsado del país, y las cartas de protesta de su compañera y de su hija adoptiva les valió a ambas la invitación de seguirlo.
No bien pisó Alemania Occidental, Nina consiguió, gracias a la ayuda de Biermann, un jugoso contrato con la CBS. Lo primero que hizo con el dinero fue viajar a Londres, donde frecuentó a la banda femenina The Slits. A su vuelta formó la Nina Hagen Band, que editó su primer disco en 1978. Homónimo de la banda, el disco contenía entre otras la canción “TV Glotzer”, un alegato en contra de la televisión. Bastó ese disco inaugural para que la crítica la declarara heredera de los Sex Pistols.
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